Los alumnos
Felipe Islas y Luciano Imas, acompañados de su profesor Fredy Segura, fueron
recibidos por el alcalde de Talca, Juan Carlos Díaz, para recibir un merecido
reconocimiento por el logro alcanzado en New York, donde fueron premiados como
genios mundiales gracias al descubrimiento de un antibiótico a base de hojas de
olivo.
En la oportunidad,
el alcalde Juan Carlos Díaz, felicitó al equipo de científicos, destacando el
arduo trabajo que llevan realizando desde la educación básica. “Tal como muchos
ya lo saben, pues los informativos más importantes del país destacaron la
notica, estos tres talquinos lograron el segundo lugar en la Olimpiada Mundial
de Genios de New York, un orgullo absoluto para toda la comunidad, pues es el
reconocimiento a un trabajo que comenzó cuando estos estudiantes aún estaban en
educación básica. Hoy, ambos estudiantes estando en segundo medio, y junto a su
profesor que ha sabido guiar el talento de estos jóvenes, la Municipalidad de
Talca ha querido rendir un homenaje y darles la oportunidad de compartir con
otros estudiantes su tremendo logro”, señaló el edil.
En el salón
municipal del edificio Consistorial, los dos alumnos y su profesor pudieron
contar su experiencia en el ámbito de la investigación científica, los detalles
de su proyecto y, sobre todo, transmitir a los estudiantes presentes el amor
por la ciencia.
El descubrimiento que los hizo genios
El
equipo conformado por los dos alumnos y su profesor comenzó indagando sobre
las propiedades antibacterianas en
árboles nativos, pero de a poco llegaron a interesarse en las hojas del
olivo (Olea europaea), ahí encontraron lo que buscaban, y comenzaron a
trabajar en algo más grande: crear un antibiótico 100% natural a partir del extracto de hojas de olivo.
Así fue
como descubrieron que se puede inhibir el crecimiento de las bacterias a partir
de extracto de la hoja de olivo y con esto, podrían reemplazar los antibióticos
tradicionales que son modificados químicamente, por un antibiótico
natural.
Primero
sacaron un extracto líquido de la
hoja de olivo, que obtuvieron a través de la maceración y filtración
simple, métodos que permiten conservar sus propiedades y pureza. Después
cultivaron una variedad de cepas, en placas Petri que formaron una especie de
jalea donde creció la bacteria. Extrajeron la muestra del microorganismo con un
cotonito para incorporarla a la solución antibiótica. Cuando aparecía un
círculo alrededor de la bacteria, era señal de que la técnica causó efecto, impidiendo el crecimiento bacteriano.
Compararon
este efecto frente a distintos antibióticos tradicionales como la penicilina, ampicilina, cefadroxilo y la
vancomicina. Realizaron 40 muestras, sometieron a pruebas
estadísticas los datos y obtuvieron resultados favorables.
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